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JB: persona y personaje

Foto Rafael Peralta 66Voces y ecos

Por Rafael Peralta Romero

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Muchas personas, entre ellas algunas con formación intelectual, emplean el término personaje para referirse a gente notable o importante. Yo prefiero reservar esa denominación para un ser que resulta de mezclar realidad y fantasía y que en la mayoría de los casos es capaz de sobrevivir a su arquetipo y hasta a su creador.

Hay personas que se comportan como personajes. Joaquín Balaguer es un ejemplo. Algunos autores lo han incluido en literatura de ficción. En la novela "Residuos de sombra" (1997), de mi autoría. Entre los personajes actúa el presidente Baralt, quien funge de tal bajo el manto del Generalísimo Del Averno.

Por su discurso, por su marcada capacidad de ocultar la verdad, algunos lectores han descubierto al doctor Balaguer en este personaje. En esta obra la caracterización del personaje se fundamenta en el estilo de su retórica, y obviamente, que ejerce la presidencia de la República bajo la sombra de un ser superior, el Jefe.

La madre de un prisionero político a quien el presidente Baralt había cargado en sus brazos cuando era niño, acudió al mandatario a pedir autorización para penetrar a las cárceles en busca de su hijo, ya que en ninguna se le daba información cierta sobre la situación de su hijo. He aquí lo que respondió el presidente:

"Usted sabe, señora, que quien le habla no puede ser ajeno a las preocupaciones, por demás loables de una madre que intenta determinar el paradero de su vástago, arrebatado no se sabe por qué fuerzas extrañas y quizás con fines inconfesables...

"...Tenga usted la confianza de que comprendemos que de todos los sentimientos que pueda procrear un ser humano, de uno a otro confín del universo, el amor materno se yergue sobre todos los otros porque es el único que no se mancha y el único que resiste todas las pruebas que proporcionan las veleidades de la humana naturaleza".

Y siguió diciendo:

"Es obvio, que de vuestro raído espíritu broten emociones que arrastran, cual río revuelto, sedimentos de amargura y pesimismo. Pero es necesario sobreponerse, como Judith frente a Holofernes, temido por muchos varones y vencido por esa valiente hija de Eva que armada de una espada y un inconmensurable cúmulo de optimismo, entregó al pueblo de Israel la cabeza del jefe asirio, otrora ostentoso y presumido frente a diversos ejércitos..."

El presidente fue interrumpido por un capitán del Ejército, que le indicó por señas que pasara a la oficina del Generalísimo. La mujer quedó sola.