¡La voracidad de Pablo Ulloa!
Al Amanecer
Por Perfecto Martínez
Buenos días. Las informaciones proporcionadas por el registro integrado de gestión financiera dejan al desnudo que el señor "Defensor del Pueblo", Pablo Ulloa, es uno de los derrochadores más imprudentes con que cuenta la democracia criolla.
La ligereza con que maneja el dinero que el Estado proporciona a su oficina de Defensoría del Pueblo, le delatan como un aprovechar empedernido que usa a su antojo, sin pudor ni miramiento alguno, los dineros del pueblo. Pablo Ulloa gastó entre enero y septiembre de este año la friolera de 4 millones de pesos solo en comida, que equivalen a 133 mil pesos por día, lo que hace suponer que no solo se alienta con dinero del erario, sino que cada una de las tres comidas le costó a los dominicanos la cantidad de casi 45 mil pesos.
Se evidencia que, además de comer excelentemente rico, Pablo Ulloa supera en demanda alimentaria por día al mismísimo elefante, un gigante animal que traga entre 150 y 200 kg de vegetación al día y dedica hasta 16 horas diarias solo a comer. Pero los desenfrenos de este dinámico funcionario no solo se limitan a su voracidad alimentaria, sino que representan en soberano desastre en materia de manejo alegre en los renglones nómina, transporte, publicidad y otros.
Y aquí están las muestras según lo revelado por el órgano más arriba identificado: En el período indicado, Pablo Ulloa gastó 8.8 millones en publicidad y 9. 2 millones en combustibles.
El sacrificado funcionario se aumentó el salario en 100 mil billetes y a pesar de que la llamada «Defensoría del Pueblo» solo tiene dos oficinistas a nivel nacional, su nómina pasó, desde 2021 a 2024, de 6 millones 500 mil a 16 millones. En contraste, no hay programas vigentes dirigidos a crear conciencia nacional acerca de los derechos de la gente, mucho menos defensa alguna de esos derechos muchas veces violados y otras desconocidos.
La Defensoría del Pueblo anda totalmente divorciada de las responsabilidades que le dieron origen, pero eso no provoca la atención absolutamente de nadie en las esferas oficiales. ¡Que siga la fiesta!


