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La violencia no tiene amigos

Foto Editorial El QuisqueyanoEl asesinato del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, sin importar la causa que pudo haber generado la tragedia, nos hace pensar que la violencia no tiene amigos ni parientes.

Parece que quitarle la vida a una persona no tiene ningún valor. Las pasiones negativas desenfrenadas, la falta de control emocional, la inexistencia del amor y la carencia de la amistad sincera, parecen dominar la forma de actuar de muchas personas.

Jorge Mera, un hombre joven, abogado, con muchas responsabilidades en esta podrida sociedad, fue muerto de siete disparos por Fausto Miguel Cruz. ¡Los motivos del crimen se sabrán en el transcurrir del tiempo!

Sea cual sea el motivo, el crimen es injustificado. Es necesario que los seres humanos aprensamos a exponer nuestras diferencias, sin que para eso se justifique el uso de la violencia.

El asesinado ministro, hijo del ex Presidente Salvador Jorge Blanco, era una figura pública con un potencial de ideas que no terminaron por su ingrata ejecución.

Nuestro país es hoy como un incentivo para la violencia. La muerte trágica del ministro Jorge Mera, por quien fuera uno de sus mejores amigos, pone a pensar que los intereses, en algunos casos, tienen más valores que la amistad.

Hay personas que olvidamos el dolor que podemos causar, no sólo a los familiares, amigos y relacionados de una persona a la que se agrede, cuando decidimos usar un arma para quitarle la vida a un ser querido, sino a todo un país, como es el presente caso.

Jorge Mera, un egresado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUMM), nativo de Santiago de los Caballeros, fue asesinado un día después de pasarse un domingo sembrando árboles en la zona de Constanza, para así brindar su apoyo personal al proceso de reforestación.

Fue un destacado dirigente del gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM), en el cual desempeñó importantes roles, como el de representante electoral en la Junta Central Electoral y otras funciones.

Su muerte llevó el luto a casi todos los hogares dominicanos.

¡Paz a su alma!