No es lo mismo ser el dueño del circo que ser el payaso del circo

Por Marisela Gutiérrez

No escribo para agradar, escribo para que despierten.

Una frase que encierra una gran verdad:
no es lo mismo dar las órdenes, que prestarse para ejecutarlas sin dignidad.

El dueño del circo organiza, planifica, se sienta cómodo tras bambalinas a ver cómo otros se exponen.

Él sabe a quién subir, cómo hacerlo reír, y hasta cuándo quitarlo de escena.
Es estratega, aunque muchas veces también manipulador.

El payaso en cambio, es el rostro visible del espectáculo.
Quien pone la cara, el cuerpo, los gestos y hasta el ridículo para que otros se diviertan.
Y muchas veces, lo hace sin saber que solo está siendo usado.

En la vida, como en la sociedad y en la política, hay muchos payasos que creen ser dueños del circo, cuando en realidad son solo parte del show de otro.

No te confundas.

No es lo mismo tener protagonismo que tener poder.
Y mucho menos, no es lo mismo hacer reír que reírse por decisión propia.