Capítulos en la novela
Banner CORAASAN

Capítulos en la novela

Foto Rafael Peralta Romero 2Voces y ecos

Por Rafael Peralta Romero
Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

En una novela los capítulos son comparables a cada piso de un edificio, a mayor altura más pisos. Por tanto, el número de capítulos de una novela debería ser proporcional al volumen de la misma. Los pisos disfrutan de cierta independencia, pero son porciones del edificio, esa autonomía no es plena.

Entre pisos debe haber descansos. Los constructores llaman descansillo al rellano en el que terminan los tramos de una escalera. Es insostenible -hasta pensarlo- una escalera totalmente recta. El descansillo permite que alguien se detenga a respirar y a reponerse del esfuerzo.

En la novela esos rellanos se llaman capítulos. Significa un descanso para el lector y lo es también para el escritor enfrascado en la dura jornada de componer una narración de largo alieno. La novela escrita sin ese respiro es para el lector como un autobús expreso que no dispone de servicio sanitario.

Unas escaleras son más empinadas y rectas y quien las sube llega al final acezando. Otras presentan un giro y un espacio horizontal para terminar cada tramo. Siempre serán preferibles las del segundo grupo. Hay quienes suben escalera corriendo, pero muchos lo hacen pausadamente.

No hay edificios sin escaleras, aunque dispongan de elevadores. Pero puede haber novelas sin división en capítulos, y muchas hay. Me parece que en este tipo de novelas, los lectores tienen que convertirse en gimnastas de la lectura. No le dan pausa para comer o asearse. Y llegan resoplando al final.

La mejor forma de disfrutar una novela es leyéndola sosegadamente. Libre de acecidos. Por eso convienen los rellanos en su composición. El capitulo constituye un tramo que incluye varios pasajes y concluye de forma tal que el lector se siente autorizado a cerrar el libro por un instante.

Distribuir su obra en capítulos, le sirve al autor para llevar control de la trama durante el proceso de escritura. La división en capítulos, según me parece, facilita el trabajo del narrador. Componer ese trozo de la obra se ve como tarea pequeña y despoja al narrador de algunos miedos.

El capítulo de la novela puede llevar titulo o no. Me inclino por creer que el lector los prefiere titulados. El ejemplo de Don Quijote de la Mancha, en ese sentido, es indeleble. La experiencia personal como autor de seis novelas: todas llevan capítulos, aunque no títulos en los capítulos.