El retrato hablado
Por Luis Rafael GarcÃa Dubus
"Si alguien acude a mi suplicando mi ayuda, yo lo escucharé, porque Yo soy compasivo" (Éxodo 22-26)
¿Tiene usted hijos? Probablemente ha pensado cómo puede ayudarlos, en caso de que uno de ellos sufra alguna necesidad. Usted harÃa lo que todo lo que le sea posible para ayudarlo. ¿No es asÃ?
Este es el mensaje que nos comunican la primera lectura y el evangelio de hoy. Ambas nos dicen que todo ser humano, es un miembro de la familia de Dios. Todos somos amados por nuestro Papá,
No importa si nos hemos portado bien o mal, Él nos ama profundamente y anhela ayudarnos, simplemente porque somos sus hijos.
Jesús nos dice que los dos grandes mandamientos son: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser y amarás a los demás como a nosotros mismos"
Somos todos, una familia: ricos, pobres; viejos, jóvenes; sea incluso que creamos o no en Dios, todos merecen ser tratados con igual dignidad.
Cada persona merece ser levantado de toda pobreza en la que está apresado, sea fÃsica, mental o espiritual.
"Jesús, yo te pido que, por tu generosidad, me des el mismo interés por la gente pobre y necesitada de lo que sea; que me rodea. Ayúdame a abrir mi corazón y mis manos. (Traducido de "The word among us", Octubre 2014)
LA PREGUNTA DE HOY
¿Cómo puedo yo amar a Dios,
si no lo conozco?
Excelente pregunta. Nadie puede amar lo que no conoce.
Toda la vida, actos y palabras de Jesucristo están dirigidas a revelarnos quién es el Dios auténtico. En el AT (Antiguo Testamento) nos presentan a un Dios vengativo, guerrero, castigador... esa es la manera en la que los antiguos concebÃan a Dios. ¿Quién puede amar a un Dios asÃ?
En cambio, el N.T. (Nuevo Testamento), con Jesús, nos presenta a Dios como es: un Papá amoroso que nos cuida, protege y guÃa continuamente mediante una voz interior e Ãntima que es el EspÃritu Santo.
Sólo el Hijo, lo conocÃa y aquel a quien Él se lo quiera revelar. ¿Sabe como el Señor llamaba a Dios? Lo llamaba Abba, que significa Papá bueno, papacito, papito, en el idioma arameo.
He aquà como conocemos al Dios verdadero que nos reveló su Hijo Jesucristo, el único que lo conocÃa Ãntimamente.
Nadie ama lo que no conoce, pero quien lo conoce no puede dejar de amarlo y desear complacerlo en todo.
Ese es Abba, el Dios a quien yo amo