A Dios no se le cuestiona
Por Luis Rafael GarcÃa Dubus
Según el evangelio de San Marcos 14, 1 -15, 47
¿Ha estado usted angustiado en alguna ocasión? ¿Ha sentido alguna vez un profundo terror invadiendo todo su ser?
Una parte del evangelio de este domingo (Marcos 14, 1-15, 47) habla de algo inusitado: la angustia y el terror del Señor en GetsemanÃ.
Es algo de lo que hay que hablar con el respeto que infunde el sufrimiento, y con la reverencia que produce el misterio.
Es algo que no puede entenderse sólo con el cerebro. Se necesita leerlo con el corazón, o de lo contrario termina uno refugiándose en la indiferencia, o virando la cara burlándose de la verdad...
Pero el hecho es que fue asÃ. Sucedió. Y sigue sucediendo hoy. Yo lo sé.
Getsemanà era un huerto, y en los huertos no hay teléfonos. Pero en los hospitales sÃ. Y yo recibà un dÃa una llamada desde un Getsemanà de hoy.
La voz de mi compadre VÃctor Hernández sonaba sumamente triste cuando me informó que un asaltante le habÃa baleado a su hija única.
"La bala atravesó el estómago, el intestino y el hÃgado... la hemorragia no se ha podido detener... estoy pidiendo a Dios que salve a mi hija, pero estoy dispuesto a aceptar su voluntad, sea cual sea, sin protestar, porque:
"DIOS NO SE EQUIVOCA..."
Supe que poco después de llamarme, este padre, traspasado de dolor y de angustia, encontró a un grupo de personas orando a Dios por su hija. Y al escuchar que, por la forma de orar, esas personas reclamaban a Dios un milagro, las interrumpió diciendo:
¡Cuidado! Podemos pedir, pero no exigir, porque:
"A DIOS NO SE LE MANIPULA,
NI SE LE CUESTIONA".
¿Acaso no es esto otro GetsemanÃ? Allá en el primero, el Señor, lleno de pavor, imploró a quien podÃa salvarle de la muerte que le librase de morir, y añadió:
"PERO NO SE HAGA LO QUE YO QUIERO,
SINO LO QUE QUIERES TÚ."
AquÃ, en este Getsemanà actual, habÃa un hombre de hoy diciendo lo mismo.
En aquella ocasión, Dios permitió que mataran a su Hijo, y en ésta también dejó que muriera Vilma, la hija de VÃctor.
VÃctor habÃa leÃdo Getsemanà y quien ha hecho esto, puede hacer lo que hizo VÃctor: puso sus angustias de hijo junto a las angustias del Hijo.
Y esta compañÃa en el desamparo común, produjo en él el consuelo más firme que existe.
Todas las consecuencias de Getsemanà fueron positivas, al igual para VÃctor: la consecuencia de su fe, de su fortaleza en la prueba, y de la entrega de su voluntad a la voluntad de Dios, tuvo consecuencias admirables. El descubrió lo que quiso decir Louis Evely al afirmar que:
"LA FELICIDAD CRISTIANA
ES UNA TRISTEZA SUPERADA".
Quizás está usted pasando por una prueba en este momento. Quizás no tan fuerte como la del Señor, o como la de mi compadre VÃctor. Pero, indudablemente, la forma de enfrentarla con éxito es la misma:
HACER TODO LO POSIBLE DE SU PARTE. Y LUEGO
ABANDONARSE EN LOS BRAZOS DEL PADRE,
Entonces sabrá que:
"DIOS NO SE EQUIVOCA."
Por eso digo que VÃctor tenÃa razón:
"A DIOS NO SE LE CUESTIONA"